¿Un rincón en casa para cultivar?
A diario vemos que la alimentación y lo que comemos toma cada vez más importancia y relevancia. Hoy planteamos el tema desde "casa".
A diferencia de hace unos años, no solo nos preocupa ahorrar dinero en la cesta de la compra, sino que buscamos un plus de calidad y salud en la cesta de la compra de nuestra familia. Hoy iniciamos la nueva sección "Camino hacia la Sostenibilidad" con una propuesta fácil y muy útil tanto para cultivar nuestros propios alimentos como para educar a los más pequeños en valores ambientales y sostenibles: una mesa de cultivo.
Lo primero que debemos considerar es dónde colocaremos una mesa de cultivo en nuestro hogar. Dependerá del tipo de cultivo, pues la luz será determinante. Dependiendo de la especie cultivada serán necesarias más horas de insolación o menos. Generalmente las de la familia de las solanáceas (tomates, pimientos, berenjenas etc.) suelen requerir mucha luz, mientras que los denominados cultivos de invierno requieren menos luz y toleran poco el sol directo. En mi caso particular decidí colocarlo justo en el centro de mi patio, que tiene una orientación norte-sur. La pared escogida mira al oeste y es probablemente el lugar que más horas de luz recibe al día (en primavera y verano principalmente).
Lo siguiente a decidir es el material con el que construir la mesa. La verdad es que en el mercado hay muchas clases de mesas de cultivo prefabricadas que solo tienes que montar, pero teniendo en cuenta la cantidad ingente de madera que se derrocha actualmente, hemos decidido hacerla con madera de palet.
Tras desarmar más de un palet, comenzamos el trabajo. Se recomienda tener claro el diseño de la mesa, pues puede ser realmente frustrante comenzar el proyecto sin tener claro como hacerlo y tener que deshacer el camino andado.
En nuestro caso particular hemos decidido levantar dos patas a ambos lados de la mesa y unirlos por un travesaño perpendicular. Las patas unidas al travesaño son el elemento estructural básico de la mesa sobre los que se levanta el resto de la mesa. Este serviría como apoyo para los listones del fondo de la mesa, al que irían atornillados.Por ello, es aconsejable atornillar adecuadamente estas partes para garantizar la durabilidad de la pieza. Posteriormente se atornillarían los listones que conformarían la 'pared' de la mesa.
Es importante dejar un espacio suficiente entre los listones del fondo de la mesa, pues el agua debe circular fluidamente sin encharcar el fondo.
Con todos los tableros colocados en su lugar, es hora de proteger la madera, pues ya que vamos a tenerla en el exterior y soportando condiciones extremas (frío, calor, humedad, microorganismos del sustrato etc.) debemos darle un tratamiento especial. Nosotros hemos elegido aceite de linaza, por ser lo menos costoso desde el punto de vista ambiental. Tras un par de capas la madera queda con un brillo muy característico y, si lo comprobamos, repele el agua perfectamente. Es importante que tengamos en consideración que no se trata de un tratamiento definitivo para la madera pues al ser un producto orgánico habrá que repetir el tratamiento cada dos años aproximadamente.
Finalmente, habrá que cubrir el interior de la mesa con una malla geotextil. Para ello nos podemos ayudar de una grapadora y, armándonos de paciencia, ir adaptando la malla al interior de la mesa. Con una capa será suficiente para garantizar la permeabilidad del sustrato y la retención de materia y nutrientes del sustrato. Finalmente añadimos un estante a uno de los laterales de la mesa, a fin de crear un espacio auxiliar para colocar otras macetas u elementos del patio. Tras rellenar la mesa con mezcla de sustrato y fibra de coco solo queda trasplantar las plántulas que previamente hayamos germinado.
El resultado es, a título personal, más que satisfactorio.